En medio de tanto estrépito
Se erosionó lo que quise,
Con voceros tan decrépitos
Los dioses nada nos dicen.

“La ley es eso que inventaron para que los hombres no hagamos nunca lo que nos da la gana”: Miguel Delibes.

Le movieron todo el piso
Y se alivianó de rato,
Pero rendirse no quiso
Alcanzó a tirarse a cuatro.

Cuando le echaron un salto
En el sórdido tapanco,
Puso sus patas en alto
Y sus ojitos en blanco.

Barbarie

No son pocos los poetas (los de a de veras, son un milagro, pero existen) que, obligados por los puyazos que da el hambre, se refugian en le periodismo. Imagínese; con la sensibilidad que les fluye a flor de piel y caer en garras de un editor analfabeta y envilecido por las acreditaciones, las facturas y las complicidades. Ouch, qué feo.

Apoyaron hasta el vómito la política neoliberal, a Calderón, a Peña Nieto y luego huyen del país por la inseguridad. De que son OGTs, Son OGTS. ¿Y los que no tenemos recurso para huir del infierno?

Oficios y desperdicios:

Antaño no decidía
Pera establecer mi meta,
Si estudiar filosofía
O tejerme otra chaqueta.

Mi tiempo se amontonó
Dejándome algo tarado,
Diosito me iluminó
Y ahorita soy abogado.

La abogacía me depara
Mediocridad y repudio,
Ahora ya no se me para
Aunque preví tal preludio.

Hoy es tanta mi ambición
Por engrandecer mi pista,
Que quiero sin dilación
También ser un periodista.

Cuando la vida trascurra
Entre lo vil y lo peor,
Ojalá no se me ocurra
Llegar a ser contador.

De este mundo nada espero
Con tanta cagada y lodo,
Políticos y banqueros
Son más ojetes que todos.